Desde su llegada al Palacio de San Carlos el 29 de enero de 2025, Laura Sarabia, con apenas 30 años, se convirtió en uno de los nombramientos más polémicos del gobierno de Gustavo Petro. Cuestionada por su juventud, su supuesta falta de experiencia en diplomacia y su pasado vinculado a escándalos, Sarabia enfrentó el desafío con determinación. Hoy, tras seis meses en el cargo, su gestión comienza a silenciar dudas con resultados concretos.  

De la Tormenta al Diálogo: El Puente con Estados Unidos
Uno de sus primeros retos fue navegar la tensión con Estados Unidos, heredada de su etapa como directora del Dapre, donde ayudó a contener un delicado "impase" bilateral. Como canciller, Sarabia priorizó recomponer la relación: sostuvo reuniones estratégicas con John McNamara, encargado de negocios de la embajada estadounidense, e impulsó acercamientos entre Petro y la administración Trump. Aunque una cumbre presidencial sigue en suspenso, logró estabilizar el diálogo, evitando que las diferencias escalaran.  

Diplomacia en Movimiento: De Panamá a Dubái
Sarabia no se ha limitado a las fronteras. En marzo de 2025, lideró la participación colombiana en el Foro Económico Internacional de América Latina y el Caribe en Panamá, abordando junto a líderes regionales la crisis migratoria del Darién, un tema crítico para la seguridad y cooperación regional. Poco después, acompañó a Petro en la Cumbre Mundial de Gobiernos en Dubái, donde destacó al presentar una propuesta audaz: reasignar 40 millones de dólares —originalmente destinados a La Guajira— para impulsar proyectos de salud en zonas vulnerables del país. La iniciativa, planteada tras diálogos con el presidente emiratí Mohamed bin Zayed, busca ampliar el impacto de la inversión social, un sello de la política exterior petrista.  

Juventud vs. Prejuicios: 
Criticada por su edad, Sarabia ha respondido con una agenda dinámica y pragmática. Sus detractores subrayan sus tropiezos iniciales, pero sus partidarios resaltan su capacidad para mover fichas en escenarios complejos, desde Washington hasta Oriente Medio. "La diplomacia no se mide solo en años, sino en visión", declaró recientemente un asesor de la Cancillería, defendiendo su enfoque innovador.  

En un mundo donde la política exterior exige agilidad, Laura Sarabia parece decidida a convertir su juventud en una ventaja. Mientras Colombia observa, su mayor prueba será consolidar estos avances y demostrar que, más allá de los titulares, su gestión puede traducirse en beneficios tangibles para el país.  

Hay que señalar que la designación de Sarabia refleja la apuesta de Petro por rostros jóvenes en cargos clave, un movimiento que divide opiniones pero que, en este caso, busca oxigenar la diplomacia con un estilo menos convencional. El tiempo dirá si la estrategia rinde frutos.

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